Su Proveedor, Su Dios

Su Proveedor, Su Dios

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. 
Mateo 6:24

La fe financiera y el miedo financiero continuarán luchando entre sí en su mente y emociones hasta que responda esta pregunta: ¿Quién es mi proveedor?

Cuando Cristo declaró enfáticamente que nadie puede servir a dos señores, pensamos de manera anticipada que se refería a dos señores: Dios o el diablo. Pero es algo sorprendente saber que se estaba refiriendo a Dios y el dinero.

El dinero ciertamente no es el diablo, aunque el diablo puede influenciarlo a hacer mal uso del dinero, prometer dinero falsamente, tentar con dinero, robar dinero y usar el amor al dinero para traspasar su alma con un dolor indecible.

Usted vivirá en una relación de tira y afloja, de amor y odio con el dinero hasta que responda estas dos preguntas: ¿Quién es mi proveedor? Y quizás más importante, ¿quién es mi fuente de mayor alegría, Dios o el dinero?

Si usted recibe más alegría y emoción de algo que el dinero puede comprar, en vez de un regalo que solo Dios puede dar, es obvio que el dinero es su fuente. Si el dinero le proporciona más satisfacción, gozo, seguridad y satisfacción que los dones del Padre, entonces el dinero es su proveedor y usted ha hecho su elección.

Cristo le llama hoy a elegir la verdadera realización, el gozo, la seguridad y el contentamiento en él.

Padre amoroso, te elijo como mi Proveedor, para que me brindes satisfacción, alegría, seguridad y satisfacción en el nombre de Jesús.

¡Oremos Por Favor!
Estamos pidiéndole a Dios que el resto de los países del mundo y los estados de EE.UU. reciban la formación de la Escuela de Oración. Ore con nosotros hoy por Micronesia y Vermont.

AÑO EN FUEGO
© Fred A. Hartley, III
Reservados todos los derechos
La Biblia estándar inglesa (ESV) se usa normalmente, a menos que se indique lo contrario.

Este encuentro diario con Cristo, iniciador de fuego, no pretende reemplazar su lectura diaria de la Biblia y su tiempo de oración, sino más bien motivarlo a pasar más tiempo en Su presencia
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